viernes, 29 de enero de 2021

¡¡ GRACIAS, MARGARITA HANS PALMERO, POR ESTE REGALO TAN MARAVILLOSO!!


Le hicieron sentir que era débil. La hicieron dudar sobre su belleza, su fuerza, su poder como mujer. Pusieron infinidad de piedras en su camino y lo regaron con tormentas. Escondieron su cobijo. Plantaron una montaña en su valle. Y le hicieron sentir que no era mucho más que una flor silvestre que perecería bajo la primera helada.
Y aún así, ella continuó con su avance, regalando sonrisas y envolviendo promesas en papel de esperanza.
Llegó entonces la escarcha de desengaños y ante ella, dispuestos a la batalla, se alinearon los guerreros de la soledad y el agotamiento.
Al fin y al cabo, ella no era más que una flor silvestre que perecería bajo la primera helada.
Y así era.
Era una flor silvestre. Pero no cualquier flor. Era una flor de fuego con túnica de pasión. De su pecho brotó la fuerza, de jirones heridos brotó la luz. Su cabello tornó cual el bosque salvaje de otoño, incendiado de pasión y poder.
Derritió los obstáculos y se elevó como la flor de fuego que brota en el corazón de las salamandras, las hadas de fuego.
Derritió la helada y se levantó poderosa.
¿Eres un hada? ¿Una bruja? ¿Un espíritu?
Soy algo más que todo eso. Soy las tres y ninguna. Soy mujer.



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