Las palabras sueñan con volverse eternas en las páginas de los libros, para que a los sentimientos que guardan, no se los lleve ningún viento.
Gracias, amigo José Ruiz Jiménez, por cumplir el sueño de las palabras y de aquel niño.
Comparto con vosotr@s este libro, cuya historia, aún desconocida para mí, ya forma parte de mi propia historia.
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