MIRAR LO QUE A TI TE GUSTA, PARA ENCONTRARME CONTIGO. ¿HARÁS TÚ LO MISMO?

 Busco mago poderoso o bruja de verruga en nariz. Quiero que con sus pócimas y hechizos, me transforme en jilguero. Para que tú me mires...

Fotografía: Antonio Gallardo Vega

 Una sola mentira , y solo encontrarás desierto cuando me mires.

Una sola mentira, y nunca nos habremos conocido.

Una mentira tan solo, y conocerás la soledad de la luna.

 El mundo es tan ancho! Queda tanto por caminar y son tan grandes mis ganas de vivir, que no puedo quedarme quieta.

Hay tanto por hacer, hay tanto por descubrir, por explorar, por sentir...cómo quieres que gaste el tiempo mirando la tele o sentada siempre en el mismo lugar.

He pasado gran parte de mi vida enjaulada, recibiendo mensajes de menosprecio que llegué a creer como una verdad irrefutable. Pero ahora, mi corazón está florecido, las puertas y ventanas abiertas de par en par, mis alas extendidas y el alma dispuesta...

Parezco una anciana? Será porque he muerto ya mil veces, pero de todas las heridas me he levantado. Mírame a los ojos de vez en cuando. Encontrarás ahí mis ganas de vivir recién nacidas...no quieras que me quede sentada siempre en el mismo lugar. Ya me quedaré quieta cuando llegue la muerte definitiva

BCP

 Y NO TE VI

Anduve tantas veces estos senderos!
Y nunca te vi.
Pedazos de otoños y primaveras. Trozos de veranos e inviernos me acogieron en su abrazo.
Y nunca te vi.
Recorté retales de este bosque para llevarlos conmigo. Atesoré piedras y manantiales para regresar a ellos en mi habitación.
Y nunca te vi.
Hasta aquella mañana madura de mayo, en la que por fin, te vi, llenando con tu curiosidad las veredas, anidando tus ojos en el alar de palomas adueñadas de molinos añejos.
Te vi antes de que tú me vieras. Supe que me estabas esperando. Y en el abrazo primero, hallé el refugio tantas veces soñado.
BCP

 Ahí está la vida entera: esperando tu mirada para empezar a existir

                                                             OBSTINACIÓN

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  ALFREDO: Illo, ¿qué pasa?

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  JOAQUÍN: ¡Ehhhh, ¿qué haces? ¡Anda que no hace tiempo que no te veo…¡Oye, qué me han dicho que tienes novia, tío!¡Ya era hora!, ¿cómo te va?

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  ALFREDO:Bueno, bien, es buena gente y nos queremos…pero tiene la mollera como el cemento armao…

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  JOAQUÍN:¡ja,ja,ja! ¿Y qué mujer no? Pero, ¿por qué lo dices?

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  ALFREDO:Pues mira…¡qué no quiere ni ver “El último cartucho”! ¡Tengo un problema con eso!

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  JOAQUÍN:¿Qué me dices, pisha? Si es como tu segunda casa…

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  ALFREDO: Pues ya ves, ¡qué no lo traga!

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  JOAQUÍN:Entonces, ¿has dejado de ir?

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  ALFREDO: ¡No, no no! Yo sigo yendo cada día a desayunar. Y luego, a lo largo del día, tomo tres o cuatro cafés más.

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  JOAQUÍN:¡Ahhhh!, entonces, es cuando ella viene cuando no vas, ¿no?

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  ALFREDO:¡No,no! Nos encontramos en “El último cartucho”. Nos despedimos allí, también. Y desayunamos los domingos. A veces, vamos una o dos veces más a tomar café…pero, ¡qué no lo quiere ni ver!

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  JOAQUÍN:Y ella, ¿cuánto tiempo pasa aquí contigo?

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  ALFREDO: Pues…poco más de veinticuatro horas cada quince días.

-Joaquín lo mira en silencio. Alfredo, continúa…

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  ALFREDO:Qué dice que quiere conocer sitios nuevos y que en ese bar, además, nunca podemos estar solos…

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  JOAQUÍN: Y a ella, ¿qué bares le gustan?

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  ALFREDO: le gustan los de tapas originales. Y se fija mucho en la decoración. Ya ves, que eso a mí, me importa un carajo…

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  JOAQUÍN:¡Ya!Imagino que cuando tú vas, ella te lleva a esos sitios, ¿no?

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  ALFREDO: En realidad, busca bares de comida tradicional para que yo me sienta cómodo…

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  JOAQUÍN:Ahhhh,-Joaquín lo mira moviendo la cabeza.

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  ALFREDO:Supongo que ella irá a los sitios que le gustan cuando tú no estás, ¿no?

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  JOAQUÍN:Pues no, la verdad. Tiene mucho trabajo y no tiene tiempo ni para sus obligaciones. 

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  ALFREDO:Pero se las apaña para estar contigo, ¿no?

          Los dos se miran un instante en silencio

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  ALFREDO:Y ella, es que se enfada por nada.¡Siempre está con la escopeta cargada!

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  JOAQUÍN:Y ¿qué hace?, ¿te grita?, ¿se va?

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  ALFREDO:Dice lo que quiere sin gritar y después guarda silencio. A veces se le caen las lágrimas¡Se enfada por nada!¡Tiene la mollera como una piedra…

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  JOAQUÍN: ¿Vas a otros sitios , aquí, con ella?

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  ALFREDO:De vez en cuando. ¡Qué remedio! Cuando se pone muy pesada con no querer ir al Último cartucho. Es un verdadero problema el que tengo con eso.

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  JOAQUÍN: Alfredo, tener una pareja no es incrustar a una persona en tu vida, pretendiendo que olvide todo lo que es y le gusta. Igual que a ti te gustan esas cosas, a ella le gustan otras. Debéis encontrar el equilibrio entre los dos. ¿No crees?Reflexiona sobre eso, tío. 

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  ALFREDO:¡Joder, será posible, tío. ¡¡La culpa siempre mía!!

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  JOAQUÍN: No se trata de tener la culpa. Se trata de entender que sois dos y hay que encontrar el equilibrio para que una pareja funcione. En fin, tengo que  irme, Alfredo. ¡Cuídala, esa mujer te quiere mucho más de lo que eres capaz de ver!

Joaquín se alejó mientras Alfredo pensaba en lo que había hablado con su amigo. Después, inició el camino hacia El último cartucho, mientras encendía un cigarro.

 INVIERNO

-Buenos días, -dice Pablo al llegar a la orilla, sorprendido por encontrar a una mujer mayor en la playa, en ese amanecer tan frío.

G: ¡Buenos días, muchacho! No suele venir nadie por aquí a estas horas. Ya veo que no soy la única pirada del pueblo…aunque no recuerdo haberte visto antes.

P: Llegué ayer, después de ocho años. De niño, venía a esta playa con mi madre. Pero de esos días, tan solo queda este mar, -dijo, acariciando el pañuelo que llevaba en la cabeza, que le daba un aspecto de pirata manso-

Por cierto, me llamo Pablo,-dijo, queriendo cambiar de tema- y ¡me encantan sus botas llenas de mapas! 

G: Yo me llamo Gabriela, ¡encantada!

Mis botas, son la forma que he encontrado de viajar por el mundo. No utilizo otros zapatos. Siempre, desde niña, soñé con viajar. Pero la vida me llevó a empujones a donde le pareció, muy lejos de los destinos que yo imaginaba. Y aquí estoy, instalada en el invierno, como este mes de diciembre, casi sin haber salido de este pueblo…

P:¡Cuánto lo siento! Yo en cambio, viajo mucho. Siempre ando dando tumbos, más solo que la luna…

G: ¡Qué envidia me das, chico! Pero, ¿no te asusta viajar solo?

P: ¡No tenga envidia!

Una tarde de enero, dije a mi madre que tenía frío. Ella, mientras conducía, se quitó del pelo este pañuelo que llevo yo ahora y me lo puso sobre los hombros. Después, ya solo hubo oscuridad…Cuando pierdes a tu madre con doce años, pocas cosas te asustan ya…sin embargo es cierto que cansa esta sensación de no llegar a ninguna parte, de no tener un lugar al que volver…

G. Yo también hacía fotos, dice G tras un largo silencio, señalando la cámara que el chico lleva al cuello, queriendo así arrancar a Pablo del recuerdo de aquella tarde…Antes, en las fotos, había solo verdad. Pero ahora, están tan manipuladas que ya no puedes confiar ni en lo que ven tus ojos…

P: Es como todo!En este caso, creo que la verdad depende de la mirada del fotógrafo. A mí, me gusta imaginar que juego con el tiempo, robándole instantes que me guardo para mí.

G: ¡Me gusta tu mirada, muchacho!

P:¿Sabes, G?, ¡se me ocurre una idea!¡Te enviaré fotografías de los lugares que visite. Así verás trozos de mundo. Además de tus botas, tendrás esta nueva forma de viajar.

G: ¡Qué maravilla, Pablo! ¡Es un hermoso regalo! Pero, ¿cómo puedo corresponderte para mostrarte mi gratitud?

P: Pablo, mirándola con ternura le dice: Sé mi lugar al que volver…

BCP