jueves, 19 de marzo de 2015

SI ALGÚN DÍA ANDAMOS TORPES Y EXTRAVIAMOS LA ESPERANZA Y LA ILUSIÓN, REGRESEMOS A ESTE POEMA...

UN SEÑOR MADURO CON UNA OREJA VERDE Un día, en el expreso Soria-Monteverde, vi subir a un hombre con una oreja verde. Ya joven no era, sino maduro parecía, salvo la oreja, que verde seguía. Me cambié de sitio para estar a su lado y observar el fenómeno bien mirado. Le dije: Señor, usted tiene ya cierta edad; dígame, esa oreja verde, ¿le es de alguna utilidad? Me contestó amablemente: Yo ya soy persona vieja, pues de joven solo tengo esta oreja. Es una oreja de niño que me sirve para oír cosas que los adultos nunca se paran a sentir: oigo lo que los árboles dicen, lo que los pájaros cantan, las piedras, los ríos y las nubes que pasan. Así habló el señor de la oreja verde aquel día, en el expreso Soria-Monteverde. Gianni Rodari (Italia, 1920/1980)

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