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momentos y estancias con los compañeros de viaje, amigos, gente
necesaria…Sentarse en el suelo con los ojos cerrados a escuchar música,
tumbarse en la hierba a mirar las nubes, a hacer nada…Caminar a la vera del
río, gastar la tarde echando fotos a los árboles o gastar la mañana en una
librería. Leer a cualquier hora. Salir a cenar. Ir al cine. Jugar con los
niños, jugar a ser niño… Conversaciones en la madrugada. Tardes sin prisa…Son
algunas de las muchas cosas que los opositores/as tenemos que posponer como si
la vida aguardara y no siguiera indiferente su paso…
¡A ver si esta
vez apruebas!, sé que me dirá más de uno…Y se me pierde entonces la memoria en
el recuerdo de la satisfacción efímera que produjo el haber visto mi nombre más
de una vez al lado de esa nota tan cercana a la máxima nota que se puede
obtener. Y en la incomprensión al conocer que detrás de esa nota se escondía un
nuevo “NO”. Hay cosas que no se saben entender y ésta es una. Porque duele el
esfuerzo sin recompensa y duele que queden diluidos e invisibles los mil
intentos. Ese cursillo intensivo de Técnico Especialista en Magia, para multiplicar
los minutos de las horas, para convencerse a uno mismo de que se puede vivir
durmiendo cinco horas al día sin dejar de soñar…Ahora que me encuentro a las
puertas de un nuevo intento, no sé cuántas veces más tendré que gritar que amo
este trabajo, que es esto lo que quiero hacer…Pero sí sé que ningún “No” me va
a quitar ni el amor ni la ilusión y ahí
seguiré “gritando cuando haga falta, riendo cuando haga falta, cantando cuando
haga falta”, como dijo aquel poeta. Al fin y al cabo, yo he tenido la suerte de
que me permitan “vagaMundear” por los colegios…( Mentira parece que haya que
llamarle “suerte”. Pero así es, porque otros compañeros/as siguen ansiando una
llamada que les permita de una vez mostrar la creatividad y las ganas que
guardan en sus mochilas, perdidos en esas listas inmensas como la esperanza con
que aguardan. ) Y seguiré abriendo los
ojos y el alma de par en par al camino, pues
en él he encontrado enseñanzas y alumnos/as, compañeros/as, madres…cuyos
nombres llevo dentro porque me ensancharon el corazón y la mirada…Así que, no
tengo miedo. La gratitud que siento no le deja sitio para habitarme. Sólo fracasa
el que se rinde. Sea pues, lo que tenga que ser…
Belén Cano Padilla
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